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Los mecanismos de defensa protegen a la persona de contenidos que están dentro de su mente y le resultan dolorosos o censurables.

Todos somos usuarios de dichos mecanismos. La diferencia entre lo normal y lo patológico está en la intensidad con la que se utilizan.

  • Aislamiento: Consiste en separar las emociones de las experiencias vividas.
  • Condensación: Una representación única representa por sí sola varias cadenas
    asociativas.
  • Conversión: La persona convierte el afecto reprimido en un problema físico.
  • Desplazamiento: Desplazar las frustraciones cotidianas hacia personas u objetos.
  • Fantasía: Fantasear sobre hechos, amoldando la realidad.
  • Formación reactiva: Transformar un sentimiento o actitud que le resulta
    intolerable en su contrario.
  • Idealización: Exaltación excesiva de una persona u objeto.
  • Identificación: Se incorpora una parte del modelo tomado como ideal.
  • Intelectualización: Analizar todo desde la distancia intelectualizándolo.
  • Proyección: Colocar fuera de sí mismo emociones que resultan difíciles de digerir.
  • Racionalización: La persona no admite la realidad y busca excusas.
  • Regresión: Volver a etapas anteriores ante hechos traumáticos.
  • Represión: Apartar del campo de la conciencia imágenes o deseos ligados a la pulsión.

Cuando hablamos con el coachee es importante tener en cuenta que su discurso puede estar influido por mecanismos de defensa y debemos ayudar a sacar a flote el verdadero problema que subyace a ellos.

 

Fátima Fernández Márquez

Coach AICM Nº12803

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