Hay un tema del que oímos hablar a diario en los medios pero en el que pocas veces se profundiza por considerarse tabú o lejano. Nada más lejos de la realidad, pues en España se estiman 400.000 actos de violencia sexual al año y, entre ellos, un 25% a menores.
El violador busca gratificación fuera de los cauces establecidos. Se pueden distinguir cuatro tipos de violadores:
- Violador de agresión desplazada: la víctima es alguien desconocido. Muy violento.
- Violador compensatorio: su motivación es demostrar su competencia sexual.
- Violador sexual-agresivo: debe producir daño para sentir excitación.
- Violador impulsivo: su acción es el resultado de “aprovechar la oportunidad” en el transcurso incluso de otros hechos delictivos, como puede ser un robo.
En cuanto a actos contra menores, hay que distinguir entre pedófilo (siente atracción por menores) y pederasta (llega a abusar físicamente de ellos/as). Sufren distorsiones cognitivas en las que se dicen a sí mismos que a los niños o niñas les gusta que les toquen o que no hay nada de malo en ello. La relación es asimétrica y el menor o la menor no está en condiciones de decidir qué quiere aunque diga que sí.
La víctima de una agresión sexual siente miedo incluso a morir durante el asalto. La reacción posterior es de shock y ansiedad seguido de depresión y sentimientos de culpa.
Es necesario hablar más de un tema tan frecuente y duro para las víctimas y así, poder colaborar de una manera más efectiva en la prevención, mediante la educación social en sexualidad, y en la recuperación de quien lo ha sufrido.
Fátima Fernández Márquez
Coach AICM Nº12803