Comparte

 

Hace poco escuchamos la noticia de que las consultas de psicología y la compra de pastillas para dormir han aumentado. Cierto que la pandemia ha influido notablemente y que incluso es sano tener a alguien con quien charlar de nuestras inquietudes y aún mejor si es alguien preparado para ello.

Y si a las inquietudes cotidianas o una pandemia, sumamos tener una edad en la que no se disponen de herramientas para gestionar todo esto, el resultado es encontrarnos con muchos niños que con cortas edades padecen ansiedad.

¿Podemos hacer algo para mejorar esta situación? Pues posiblemente sí. Y no hablo solamente de mandar a nuestros niños a clases de yoga o a una terapia semanal. Hablo de reconsiderar la sociedad que estamos construyendo.

Hace no tantos años, los parques estaban llenos de niños. Las vacaciones eran ir unos días a la playa con la familia o al pueblo con los abuelos. El día a día era mucho más ligero.

Ahora el día a día está repleto de actividades extraescolares y academias desde muy pequeños. Las vacaciones son campamentos donde seguir estudiando. La existencia se hace cansada y pesada.

Si el niño se cansa, dale vitaminas y que siga. Si el niño se queja de falta de tiempo para jugar, es un vago. Si el niño no es capaz de llegar al nivel del colegio elitista de turno, es poco capacitado. Siempre el niño recibe una etiqueta. El sistema, el colegio…son perfectos e incuestionables.

Estamos creando una sociedad de críos muy preparados pero a los que no dejamos ser lo que son y con estrés e inseguridades por nunca llegar y nunca ser suficientes.

Reflexionemos sobre qué podemos hacer cada uno para mejorar la vida de nuestros niños.

 

Fátima Fernández Márquez

Coach AICM Nº 12803

Más información de la autora aquí