“La adolescencia es una guerra de la que nadie sale ileso” – Harlan Coben
En palabras de Hornstein, toda nuestra existencia transcurre de duelo en duelo. Si pensamos en la etimología de la palabra duelo nos encontramos con dos vocablos que derivan del Latín: dolus (dolor, pena, aflicción) y duellum (batalla, desafío, combate entre dos).
De acuerdo a esto, podemos afirmar que el duelo es un dolor psíquico que puede llegar a encarnarse, pero también es un desafío para la estructura subjetiva, un desafío de auto organización, es decir, el sujeto debe recomponer su universo simbólico después del cimbronazo que le provocó ese agujero en lo real que significa la pérdida del objeto amado.
Es interesante rescatar la doble cara del duelo: dolor y cambio, en especial en etapas como la adolescencia y la vejez. El duelo implica siempre una reestructuración, el aparato psíquico deberá administrar el capital libidinal del que el sujeto dispone produciéndose así la auto modificación del yo.
En este proceso de duelo, algo se pierde, pero algo siempre se conserva y el yo cambia. En definidas cuentas, el trabajo de duelo es un proceso de elaboración intrapsíquica que se pone en juego frente a la pérdida del objeto.
Según Freud, en La Transitoriedad si perdemos el objeto o éste es destruido nuestra lívido depositada en este objeto queda de nuevo libre. Esta lívido puede tomar otros objetos como sustitutos o volver temporalmente al yo. Para Freud, la vida misma consiste en un conjunto de pérdidas.
El proceso de duelo implica un gran gasto de energía para nuestro aparato psíquico y podrían aparecer las inhibiciones del yo (la inhibición de la capacidad de trabajar y la inhibición de la capacidad de amar).
Diferencia entre Duelo y Melancolía
En Duelo y Melancolía, Freud intenta abordar la distinción estructural entre un afecto normal, que es el estar de duelo por la pérdida de un objeto amado, y una entidad psicopatológica como es la melancolía.
En el duelo normal frente a la ausencia del objeto se impone el principio de realidad. El sujeto retira la lívido del objeto para depositarla en otro objeto.
Mientras que en la melancolía la pérdida del objeto no es total o real. Se produce un empobrecimiento yoico, aparecen sentimientos de culpa, tristeza y el sujeto se castiga por la pérdida del objeto y se pierde la capacidad de amar.
En 1915, en éste mismo texto, Freud propone ciertos tiempos lógicos en un trabajo de duelo:
1º Tiempo: Frente a la pérdida en lo real, la primera respuesta es la renegación (renuncia a aceptar la pérdida). No se trata sólo de saber a quién se perdió sino lo que se perdió en ése que se perdió.
2º Tiempo: Comprende el trabajo de simbolización que le exige al aparato psíquico un alto grado de energía, y de investidura y de tiempo. Se ejecuta pieza por pieza y conlleva a un displacer que duele. Este movimiento es el examen de realidad que posibilita que se retire la lívido adherida al objeto.
3º Tiempo: Donde el sujeto en una posición activa puede consumar por segunda vez la pérdida, asesinando al objeto, matando al muerto. Este movimiento permite la modificación de los lazos con el objeto perdido, la separación y el investimento libidinal de otros sujetos sustituyendo al ausente.
¿Cuál es el duelo en la adolescencia?
- Duelo por el cuerpo infantil perdido (se producen varias transformaciones y aparecen los caracteres sexuales secundarios)
- Duelo por el rol infantil (aparecen las responsabilidades)
- Duelo por los padres de la infancia (aparecen la rebeldía y otras figuras)
- Duelo por la bisexualidad originaria
La adolescencia es un tiempo de ruptura que también pone a prueba la capacidad de transformación de los padres. Esta reorganización del aparato psíquico implica la elección de nuevos objetos y el duelo de otros.
Todo lo que amamos tiene una doble existencia: una afuera y otra en nosotros. El proceso de duelo y las transformaciones en el cuerpo son propios de la adolescencia, pero también de la vejez. En fin, el trabajo de duelo implica simbolizar lo perdido.
La adolescencia es tal vez el momento de mayor transformación en la vida de una persona. Es un período caracterizado por grandes cambios psicológicos, físicos e incluso de roles sociales. Suele pasar en este período que la familia se sienta agredida y tenga la sensación de estar con un desconocido que anda siempre de mal humor y los maltrata. En esta etapa también se produce la salida exogámica y el sujeto se enfrenta a una reedición del complejo de Edipo.
Sin embargo, en la adolescencia la rebeldía es una muestra de sanidad, se produce la neurosis propia de esta etapa. Según Waserman, no hay evolución sin neurosis. La adolescencia es simplemente una neurosis que se cura con el tiempo. Éste autor define al proceso exploratorio como tortuoso y diferencia entre transformaciones (donde el cambio es esperado) y metamorfosis (donde nadie puede anticiparse a lo que realmente va a pasar). El yo debe re-conocerse, es decir, volver a conocerse.
Vanina Celeste Lopérfido
Profesora de Inglés y Licenciada en la enseñanza del Inglés. Estudiante de Psicología. Coach AICM Nº13460
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