Los mecanismos de defensa protegen a la persona de contenidos que están dentro de su mente y le resultan dolorosos o censurables.
Todos somos usuarios de dichos mecanismos. La diferencia entre lo normal y lo patológico está en la intensidad con la que se utilizan.
- Aislamiento: Consiste en separar las emociones de las experiencias vividas.
- Condensación: Una representación única representa por sí sola varias cadenas
asociativas. - Conversión: La persona convierte el afecto reprimido en un problema físico.
- Desplazamiento: Desplazar las frustraciones cotidianas hacia personas u objetos.
- Fantasía: Fantasear sobre hechos, amoldando la realidad.
- Formación reactiva: Transformar un sentimiento o actitud que le resulta
intolerable en su contrario. - Idealización: Exaltación excesiva de una persona u objeto.
- Identificación: Se incorpora una parte del modelo tomado como ideal.
- Intelectualización: Analizar todo desde la distancia intelectualizándolo.
- Proyección: Colocar fuera de sí mismo emociones que resultan difíciles de digerir.
- Racionalización: La persona no admite la realidad y busca excusas.
- Regresión: Volver a etapas anteriores ante hechos traumáticos.
- Represión: Apartar del campo de la conciencia imágenes o deseos ligados a la pulsión.
Cuando hablamos con el coachee es importante tener en cuenta que su discurso puede estar influido por mecanismos de defensa y debemos ayudar a sacar a flote el verdadero problema que subyace a ellos.