Comparte

 

El miedo es un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que va a suceder algo negativo, se trata de la angustia ante un peligro que, y eso es muy importante, puede ser real o imaginario. La relevancia de ese matiz estriba en que, aunque el peligro no exista por ser imaginario, el miedo, por el contrario, sí puede ser muy real.

El miedo es una emoción muy útil para escapar o evitar los peligros, sin embargo, también es una barrera que puede interponerse en el disfrute de una persona y en caso de que sea excesivo, puede llegar a bloquear y a impedir el transcurso de una vida normal. De hecho, muchos de los trastornos más habituales tienen como origen el miedo a una situación real o posible, como la ansiedad, las fobias o los ataques de pánico.

La respuesta del miedo es autónoma, es decir, no la activamos voluntariamente de forma consciente. Los expertos establecen cuatro respuestas automáticas: huida, defensa agresiva, inmovilidad y sumisión. Además, se produce otra respuesta fisiológica en la que aumenta la presión cardiaca, la sudoración mientras desciende la temperatura corporal, se dilatan las pupilas y aumenta el tono muscular llegando al agarrotamiento.

Cualquier cosa puede dar miedo a una determinada persona y puede ser un miedo real, ante un peligro real y que tiene un valor adaptativo o irreal si tiene origen imaginario, distorsionado y catastrofista como puede ser el miedo a volar o a hablar en público. Estos no son miedos adaptativos ya que no hay peligro real y pueden llegar a transformarse en fobias.

Así, según su nivel, los miedos pueden ser normales o patológicos. Los primeros son aquellos que aparecen ante estímulos dañinos, tienen corta duración y no interfieren con la vida cotidiana. Los patológicos son los miedos que se activan, aunque no haya peligro y que pueden prolongarse indefinidamente en el tiempo.

El cerebro

Las reacciones al miedo están grabadas en el cerebro desde el principio de los tiempos y de hecho, son muchas las partes de este órgano implicadas. El tálamo decide dónde enviar los datos sensoriales, el córtex sensorial interpreta esos datos, el hipocampo almacena y recupera los recuerdos conscientes y establece el contexto, la amígdala (donde están almacenados los recuerdos y emociones del miedo) decodifica las emociones y determina la posible amenaza y el hipotálamo activa la respuesta de lucha o de huida.

Una fobia es un miedo excesivo. Puede generar reacciones sumamente intensas en la persona al enfrentarse al objeto o situación temida, o incluso al imaginarla. Por ejemplo, puede llevar a una persona a tener un ataque de pánico.

Una fobia es un miedo desproporcionado con el peligro que presenta el objeto o situación. Es decir, quizás es una situación que no está poniendo la vida en riesgo, entonces no amerita ese nivel de miedo.

Una fobia puede ser incapacitante, ya que puede hacer que la persona evite distintas situaciones por el temor, incluso llegando a no querer salir de casa.

Las personas son conscientes de la irracionalidad de sus fobias. Saben que no presentan un peligro real o amenaza a su vida, pero el superar la fobia escapa de su control.

Ejemplo de fobia: La mayoría de personas sienten cierta incomodidad cuando ven una araña. Por otro lado, las personas con fobia a las arañas (aracnofobia) pueden llegar a tener un ataque de pánico al ver una (incluso en televisión), se les puede bajar la presión o se pueden desmayar. Asimismo, esta fobia puede limitarlos en el día día, ya que los lleva a evitar situaciones donde podrían encontrar arañas.

Fobias

  • Zoofobia: miedo irracional a algún animal como las serpientes o las arañas
  • Acrofobia: a las alturas
  • Astrafobia: a las tormentas
  • Pluviofobia: a la lluvia
  • Amaxofobia: a conducir
  • Aerofobia: a volar
  • Agorafobia: a los espacios abiertos
  • Claustrofobia: a los espacios cerrados
  • Eritrofobia: miedo a ruborizarse

Ejercicio:

Planta cara a tus miedos Te propongo un ejercicio solo apto para valientes…¡Para valientes como tú! Te propongo que analices cuáles son tus miedos y que los mires a la cara. Date la vuelta. Contempla lo que hay a tus espaldas. ¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué miedos tienes? A todos los niveles. A nivel profesional, de pareja, con tus hijos, amigos y familia. ¿De qué tienes miedos? ¿Qué es aquello que te persigue y no te deja vivir tranquilo? Ha llegado el momento de que racionalices tus miedos y de que les pongas punto final. Toma el control de tu vida y gestiona tus fantasmas. Pero no lo olvides, tener miedos no es malo, tampoco bueno. No pasa nada por tener miedos, pero tenemos que ser mucho más valientes que temerosos

https://trazosdelalma.com

 

Rosa María Salgado

Coach AICM Nº12354

Más información de la autora AQUÍ