Tratar com una prioridad a quien nos trata como una opción implica un desgaste emocional progresivo. En estos casos, lo mejor es trabajar la asertividad y el amor propio. Deberíamos priorizar solo a aquellas personas que nos valoran, sin embargo, a veces no o hacemos. Cuando esto ocurre, el precio a pagar siempre es alto, pues nos quedamos estancados en la expectativa de que el egoísmo se torne en agradecimiento y en interés mutuo. Así que no trates como prioridad a quien no se lo merece. Cuando valoramos a quién no nos valora, hipotecamos nuestro bienestar a las voluntades de los demás; tapándonos los ojos ante las evidencias y no escuchando a nuestras necesidades afectivas, presos del egoísmo ajeno. Con estas ideas arruinamos nuestro presente por alimentar las esperanzas de cambios que nunca llegan, muchas a veces debido al recuerdo de un pasado que ya no tiene futuro…
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