Vivimos en comunidad, por lo tanto se hace necesario comunicarse con los demás, todos somos diferentes, cada uno con su propia visión de lo que es correcto y de lo que no, distintas formas de expresarse y de reaccionar ante los estímulos externos, con esta demanda de estímulos algunas veces y otros muy a menudo reaccionan a la defensiva y se molestan por lo que otro dice y hacen un berrinche defendiéndose, se desgastan inútilmente aun cuando no era la intención del otro
ofenderlos.
Por lo general la susceptibilidad se da si crecimos en una familia donde constantemente criticaban nuestros errores y pocas veces o nunca elogiaban nuestros logros.
En vez de entregar soluciones a los conflictos para que no se vuelvan a repetir, nos castigaban si cometíamos un error involuntario, no nos daban la oportunidad de hablar, defendernos y así poder corregirlo… sólo nos castigaban. Si este no fue tu caso quizás eras una persona que confiaba en los demás y en algún momento de la vida te traicionaron y desde entonces solo ves malas intenciones en los demás. Si te defiendes lo más probable es que te sientas justificada al hacerlo ya que dirás: me ofendió o simplemente estamos tan acostumbrados a que nos critiquen que ya solo actuamos inconscientemente, sin pensar en lo que decimos o hacemos para
defendernos. Debemos reflexionar sobre nuestro comportamiento defensivo, sin justificaciones para pensar porque reaccionamos así, que lo origina y si podemos solucionar el conflicto a través de él; si siempre tienes una disculpa para actuar como lo haces, no cambiarás tu comportamiento y tampoco evitarás que vuelva a suceder.
No importa lo difíciles que sean las situaciones que enfrentes, solo tú serás quien asuma el control y responsabilidad de la situación, con voluntad y perseverancia podrás resolver tus asuntos tranquilamente y en paz. Muchas veces un comentario bien intencionado, lo tomamos como un ataque o insinuación a un posible defecto personal.
¿Cómo evitar la susceptibilidad?
La susceptibilidad tiene su origen en el egocentrismo, la baja autoestima y la propia complicación interior, o sea, en nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos y sobre los demás.
No vivas viendo malas intenciones en los demás, es demasiado desgaste emocional, creer que eres el centro de atención, pensar que los demás hablan sobre ti, torturarte dando vueltas y vueltas en la cabeza sobre lo que otro dijo. No tomes las palabras de otros tan en serio, tu seguridad no puede depender de la opinión del resto. Eso sí, debemos aceptar y recibir comentarios negativos sobre nosotros y utilizarlos para mejorar si se trata de algo real, ya que es normal que tengamos carencias y limitaciones. No busques el reconocimiento externo. Tus enfados ocurren porque no piensas mucho lo que la otra persona te dice y la razón por la que lo
dicen, si crees que te ofendieron pregunta calmadamente a que se refiere exactamente, antes de exaltarte sin razón.
Mejora tu autoestima, quiérete a ti mismo y acepta que tienes virtudes y defectos como cualquier otro, acepta que a algunas personas les vas a caer bien y a otros no. Antes de enojarte recuerda que el enfado tiene además de desgaste consecuencias en la salud en general. Evita el dañino monólogo interior que te haces criticándote, no malinterpretes comentarios y si estos son aclarados… no sigas pensando en lo que le debiste haber dicho o sobre lo que te dijo el otro.
No seas tan narcisista pues no estás en la mira de los demás. Y recuerda: Toma más en cuenta los comentarios positivos, que las críticas negativas.
Pepa González
Coach AICM Nº 12260
Más información aquí