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Los animales siempre han sido de ayuda en diversos ámbitos de nuestra vida: en el campo, la vigilancia, rescates, etc. Además, también han demostrado su eficacia en terapias con usuarios con demencia, TEA o incluso reclusos.

Son terapias no farmacológicas que pueden ser un complemento a éstas.

Puede influir positivamente en los comportamientos sociales y reducir los comportamientos agitados.

Mejora el estado emocional tanto de los usuarios como del equipo de profesionales de los centros.

En el trabajo con perros se han registrado beneficios sobre la estimulación táctil, el compañerismo, la comunicación no verbal sin juicio de ningún tipo y la creación de un espacio de intimidad.

Las actividades deben ser sencillas y ajustadas a las necesidades de apoyo y características individuales de las personas destinatarias de la intervención.

Se puede realizar en colaboración con otros profesionales e incluso con la familia del usuario.

Es importante saber qué relación ha tenido el usuario con los animales en su vida, que no presente problemas de alergia y debe ser una actividad en la que no se sienta obligado a participar.

Como en cualquier intervención, se establecerían una evaluación inicial, continua y final, unos objetivos y una programación.

El animal siempre acudiría limpio, en estado sano y se respetarían sus necesidades de descanso.

Y, por supuesto, fomentemos con estas actividades el respeto por todos los seres vivos.

 

Fátima Fernández Márquez

Coach AICM Nº 12803

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