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“No es tu aptitud, sino tu ACTITUD, la que determina tu altitud”

Zig Ziglar (escritor y orador motivacional)

 

Esta ecuación matemática de la vida, no sólo está compuesta por tres palabras que se diferencian entre sí por una letra, sino también difieren en su significado. Es común observar en un discurso o conversación confundir las dos primeras de ellas: aptitud y actitud, y en algunos casos porque no es bien articulada, y en otros porque creen que son sinónimos.

Cuando se habla de aptitud con “p” se refiere a tus capacidades, habilidades, destrezas, talentos que tienes para desempeñar una actividad en particular. Por ejemplo, con qué herramientas cuentas para cambiar tu situación?

En cambio actitud con “c” es la manera como actúas ante la vida. En PNL se dice que está asociada principalmente a tres elementos: pensamientos, emociones y acciones. Estos elementos deben estar alineados para que se produzca el cambio.

Si te planteas una situación que quieres mejorar o cambiar actualmente. Y te pido que le des un puntaje a cada letra cuya sumatoria resultara 100.  Cuánto porcentaje o puntos le colocas a “C” y con cuántos puntos cuentas “P” para cambiarla?  ¿Tienes más “C” o más “P”?

Si estas preguntas te hacen pensar, es que te llevan a reflexionar a que tan bueno eres para resolver una situación y que tan dispuesto estás para llevarla a cabo.

Te va sorprender que en la mayoría de los casos, e inlcusive existen psicólogos expertos en el tema que aseguran que en  el cien por ciento de las ocasiones, la aptitud no es necesaria, y sólo con una dosis de 100% de actitud se puede lograr el éxito.

El psicólogo y filósofo William James, dijo: «El descubrimiento más importante de mi generación es que las personas pueden alterar su vida si cambian la actitud de su mente»

Hay unas frases muy sonadas que dicen:

 “No es lo que somos sino lo que hacemos”

 “Somos lo que hacemos día a día” de Aristóteles

”No es solamente por lo que hacemos, sino también por lo que no hacemos, que somos responsables” de Moliere.

Si analizas gramaticalmente, todas estas frases están determinadas por el verbo “hacer”, es decir, un término sinónimo de acción. Y te hacen reflexionar entonces, que la persona que eres hoy en día es el resultado de tu actitud y no de tu aptitud.

Ahora bien, realmente la actitud determina el éxito? Qué pasa si tienes una actitud negativa? También este tipo de actitud te llevará a lograrlo?

El común denominador, o la creencia te hace pensar que una actitud positiva te acerca a lo que deseas, por el contrario, una conducta negativa te aleja de los objetivos. Personalmente hablando, pienso que son sólo etiquetas o creencias superficiales de la sociedad. En algunas de mis consultorías de clima organizacional se ha demostrado que colaboradores y/o supervisores que tienen aparentemente un comportamiento negativo, y que sus compañeros lo rechazan y son la oveja negra del negocio, han causado resultados inesperados, y no necesariamente son del todo malo. Es verdad, una actitud negativa incomoda el entorno y el estándard de las personas, en cambio, un individuo positivo te hace la vida agradable.

Pero, entre la aptitud y la actitud ¿cuál es la más importante?

El escritor y pensador español Ramón de Campoamor y Campoosorio dice: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Depende de los contextos, por ejemplo una persona le resultará difícil tener una carrera exitosa como cantante si su voz no le ayuda para nada, y por lo tanto, no posee el talento (la aptitud). Sin embargo la experiencia ha demostrado que la actitud es más importante a la hora de cumplir un sueño, porque quien tiene la actitud correcta, trabajará con disciplina para volverse apto para un rol específico.

Tu actitud determina tu resultado. Pero una actitud correcta, hará que tú y tu entorno sean más alegre. “Es dificil pero no imposible y cuando aprendes a hacerlo así te das cuenta de lo fácil que es disfrutar”, afirma Tamara de la Rosa, psicóloga clínica.

La actitud es, por tanto, clave en todas las facetas de la vida. No cuesta nada ser educado, por ejemplo, saludar al chofer del autobús, y felicitar al mesero por su buen servicio. En lo particular, me hace sentir bien, lo hago como un hábito, y me siento feliz haciéndolo.

No hay doctorado que te haga buena persona, el verdadero valor de tu altitud lo determina una buena actitud hacia la vida (ser, hacer y sentir): siendo amables, agradecidos; haciendo extraordinario cosas ordinarias; y como dijo Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque jamas a ti, sin que al irse se sienta un poquito mejor y más feliz”.

 

 

 

Ulises Toro

Coach  AICM Nº12506

 

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