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“Sin sentimiento de respeto, no hay forma de distinguir a los hombres de las bestias” (Confucio)

Recuerdo una clase de Ciencias Naturales en el colegio, cuando llegamos al tema del murciélago, el texto escolar de esa época, en la década de los 60, lo presentaba como un ratón con alas y que era ciego, pero emitían un ruido que al chocar con los objetos el eco de las ondas sonoras, ellos lo percibían y así podían elegir su dirección sin chocarse ¡que animalito tan especial pensé! Me gustó tanto la historia del ratoncito ciego-volador, que cuando pude me compré un murciélago hecho de peluche que aún conservo.

Este año 2020 cuando surgió la pandemia y se habló tanto del murciélago, mucho se ha escrito sobre él, y por referencias científicas, ahora sé que no es ciego y que tampoco es un ratón con alas, en cambio, es el único mamífero volador que se conocen y existen 1200 especies con sus características propias, desde muy pequeñitos con un cuerpo que pesa desde 1.5gr., hasta muy grandes que llegan a pesar 1.200 Kg.; estos últimos se dice que son típicos de Las Filipinas pero tambien se han visto en Australia; con las alas extendidas llegan a medir hasta 180cm., se alimentan de fruta, tienen buena visión y colaboran con la polinización de la selva al esparcir las semillas de las frutas que comen. Entre tanta variedad, existen especies que tienen su nariz parecida a la del cerdo, otros se asemejan al  unicornio,  otros tienen la fisonomía parecida a la del zorro, unos tienen orejas pequeñas y redondeadas y otros largas y grandes, pero una característica común que poseen la mayoría de estos mamíferos voladores, es que comen insectos, gracias a ellos se combaten diversidad de plagas que acabarían con los cultivos de los campos, los agricultores de diferentes partes del mundo, los protegen,

porque se ahorran mucho dinero en pesticidas, y a los humanos nos protegen también, de que las plagas de insectos nos transmitan enfermedades, pero claro, como todo organismo viviente, ellos también están expuestos a ser atacados por enfermedades y transmitirlas, como por ejemplo la rabia. Cada especie tiene su propio habitad, pero el hombre muchas veces no “respeta” la privacidad de las especies y luego vienen las consecuencias negativas.

 

Se dice que el hombre es el ser perfecto y que tiene dominio sobre la naturaleza ¡somos una maravilla!, pero no olvidemos que la naturaleza tiene un límite que no podemos invadir. No niego que para subsistir necesitamos alimentarnos de otros organismos vivos, pero la idea es, no llegar a la caza innecesaria e indiscriminada, porque nos exponemos a compartir con los animales sus virus ante los cuales ellos son inmunes, pero nosotros no.

“La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra”. (Anónimo)

“Respeto”, según el diccionario significa “consideración” y todos sabemos que se manifiesta a través de la actitud. En temas anteriores hemos hablado de los valores humanos y el respeto está dentro de ellos, recordemos que se inculca desde la niñez y comienza por uno mismo. A modo de reflexión la pregunta al lector sería: ¿Eres consciente de la dimensión de la palabra respeto?

Personalmente pienso que, en la práctica, el respeto, debe ser extensivo a todo lo que ocupa un lugar sobre la tierra.

Siendo el murciélago, el único mamífero volador conocido hasta hoy, podemos explicar a los niños de forma amena de su existencia y de lo importante que es el “valor del respeto” tambien hacia los animales, realizando a la vez la figura del murciélago en origami. El origami es el arte de crear figuras de papel siguiendo el trazado de las líneas que se marcan al doblar y desdoblar el papel. Además, es utilizado como herramienta de trabajo para fortalecer la motricidad fina, la creatividad, la concentración y mucho más, los más pequeños deberán ser guiados por una persona mayor,  para que el trabajo resulte un desafío agradable, beneficia a todas las edades, así que… ¡¡¡manos a la obra!!!

Materiales:

  • Una lámina de papel de origami (15x15cm).
  • Los ojos pueden hacerse con rotulador o papel cortado
  • Los dobleces que forman la cara, el cuerpo y las alas son todos triángulos.

 

 

María Mizuno

Coach AICM Nº 12154

 

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