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“El emprendimiento no es ni ciencia ni arte, es una práctica”.  Peter Drucker

En la actualidad gracias a las redes sociales vía internet, podemos darnos a conocer, transmitir nuestras experiencias y conocimientos, recibiendo retroalimentación casi inmediatamente, lo cual nos ayuda a mejorar nuestros conocimientos debido a la diversidad de opiniones ajenas. Sin embargo, antes que esto existiera, emprender resultaba muy difícil. Podemos imaginarnos cuanto tiempo significaba encontrar la literatura adecuada buscando los conocimientos solo a través de libros, y luego seleccionar lo que nos fuera de utilidad. A pesar de estas y otras dificultades, existieron personas que dieron su vida para demostrar que lograr un sueño era posible.  Hoy tengo en mente a una persona que conocí a través de un libro que llego a mis manos como un regalo de cumpleaños en mi adolescencia, me refiero a Kokichi Mikimoto conocido como “El Rey de las Perlas”, impactándome tanto su historia que siempre vivió en mi memoria, hasta que la vida me dio la oportunidad de conocer la localidad de Toba en Japón, la tierra que lo vio nacer un 25 de enero de 1858.

A la pregunta que muchos nos hacemos, de si la persona emprendedora ¿nace o se hace?, la neurociencia responde afirmativamente a las 2 preguntas como lo explica el Dr. Daniel Lieberman.  Hay personas que nacen con su propia biología a generar dopamina en mayor cantidad, este neurotransmisor los mantiene activados, y si conocen sus propias capacidades y lo que quieren en la vida, se encumbran hacia sus metas sin detenerse, con una fuerza increíble hasta lograr sus objetivos, encontrando las soluciones adecuadas y minimizando los problemas que encuentran en su camino para llegar a lograr sus sueños. El otro grupo de personas con una producción de dopamina considerada normal, con aspiraciones y metas por lograr, y conocedores de su fortaleza, se esmeran por avanzar hacia sus sueños, logrando poco a poco pequeños objetivos y aumentando paralelamente sin saberlo su capacidad de producir dopamina, conocida también como la hormona de la felicidad. Sabiendo lo que la ciencia nos explica, podemos concluir que lo primero que debemos hacer es conocernos a nosotros mismos, en el primer caso para no desperdiciar esta energía, y en el segundo caso para valorar y gozar de nuestros pequeños triunfos y seguir avanzando a pesar de los obstáculos.

Considero que Kokichi Mikimoto fue un emprendedor biológicamente dotado de altos niveles de dopamina. Cuenta su biografía que de joven abastecía de verduras a los barcos que venían de otros países para el suministro de víveres al puerto de Toba,  con esta experiencia nació en él el deseo de dedicarse al  comercio internacional, lo segundo fue el deseo de proteger las ostras marinas que producían perlas naturales en el mar de la zona, y que se vendían a buen precio, pero el comercio indiscriminado ocasionaría la extinción de las especies, ya que de mil ostras que se abrían solo se encontraban 1 o 2 perlas, naciendo así su interés por investigar la forma de poder reproducirlas y cultivarlas en espacios dedicados a ello. El sueño había nacido, pero ¿cómo lo haría?. No tenía estudios, él era consciente que necesitaría ir a la universidad y estudiar biología marina, pero ese camino no era posible para él, así que empezó a estudiar y a investigar por su cuenta. En 1888 creó su primera granja perlífera y en 1890 participó en una exhibición de perlas que se realizó en Tokio, donde conoció a un catedrático en biología marina que le explicó que hacía unos 90 años un alemán intento practicar el cultivo de perlas y no lo logró, por lo que ningún país lo había siquiera intentado hasta la fecha.  Teóricamente en los libros era posible pero no en la realidad, explicándole el biólogo cual era el proceso. Para Kokichi Mikimoto fue una revelación, y empezó a invertir tiempo y dinero en su proyecto, el mayor obstáculo era la llamada marea roja del mar, que cuando aparecía eliminaba toda forma de vida que existía en el mar, siendo un fenómeno de la naturaleza que nadie podía controlar.

Inventó unas canastas de bambú sumergiendo las ostras dentro de ellas para poder rescatarlas en el momento adecuado. En 1893 después de varios fracasos logró obtener perlas semiesféricas, patentando su éxito. Este acontecimiento renovó sus esperanzas y le dio fuerzas para seguir hacia su gran objetivo, que era la obtención de perlas esféricas. En el año 1905, volvió la marea roja y cubrió otra vez sus granjas, decepcionado, casi sin motivación y en solitario, cuando ya tenía 47 años de edad, recogió 850,000 ostras muertas, las reviso una a una y… ¡encontró perlas perfectamente circulares!, partió por la mitad unas cuantas para comprobar si eran las que él había trabajado y comprobó con gran júbilo que eran sus perlas. Patentó su trabajo, pero la Comunidad Europea viendo en peligro su negocio de perlas naturales lo acusaron de presentar perlas falsas, él se defendió y los científicos lo apoyaron defendiendo la verdad, que no había diferencia entre el nácar de una perla natural y una cultivada, con lo que los dos tipos de perlas eran verdaderas.

El emprendedor Kokichi Mikimoto venciendo todo tipo de adversidades logró su sueño, comercializar perlas a nivel internacional preservando la especie, y dejando muy en alto el nombre de su país, Japón.

Partió de este mundo en el año 1954 a los 96 años de edad, siendo reconocido como el primer hombre en la historia de la humanidad que logró producir perlas cultivadas perfectamente circulares.

“Todos tus sueños pueden hacerse realidad, si tienes el coraje de perseguirlos”. Walt Disney

Compartir historias de éxito con los niños me parece muy saludable y beneficioso para su formación intelectual, y mientras comparten estos momentos, les invito a realizar en origami unas lindas conchitas de mar. El origami es el arte de armar figuras de papel siguiendo los trazos que se marcan para lograr el diseño deseado. Además de ser un arte es una herramienta que con la práctica continua ayuda a desarrollar la concentración, la observación y la creatividad, fortaleciendo además la motricidad fina, necesaria para hacer trabajos de precisión como la escritura, beneficiando tanto a adultos como a niños.

https://youtu.be/xDMzx5s_WvM

Materiales:

1 lámina de papel de 15 cm x 15 cm. para la figura grande y para la pequeña la mitad de esta medida.

Para decorar las conchitas: 1 resaltador y perlas de diferente color y tamaño.

Indicaciones:

En la figura Nº 8 estirar los pliegues en el borde para que adquiera la forma cóncava y reforzar todo el borde doblándolo hacia dentro.

En la muestra que ofrezco he eliminado algunos pliegues internos que se muestran en el video, porque no varía el acabado.

https://www.mizunomaria.com

 

María Mizuno

Coach AICM Nº 12154

Más información de la autora aquí