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“…Toda falsedad es una máscara, y por bien hecha que esté la máscara, siempre se llega, con un poco de atención a distinguir el rostro” (Alejandro Dumas”)

Tuve la oportunidad de visitar Venecia y me sorprendió ver que en muchas tiendas vendieran máscaras como si fuera época de carnaval, y no lo era, ante la curiosidad pregunté y me informaron que eran un atuendo típico y que en la actualidad se utilizan en los famosos carnavales de Venecia.

Revisando literatura acerca del tema, su origen puede estar cuando se oficializó el Carnaval de Venecia en el siglo XII, y en 1296 el secretario principal del Dux de Venecia, planteo a las autoridades el uso de las máscaras para que las fiestas pudieran ser festejadas entre todos, sin que la clase aristocrática fuera reconocida.  Luego la tradición se expandió hasta el siglo XVIII, donde la gente las utilizaba a lo largo del año y para diferentes reuniones, donde a los aristócratas, les interesaba conservar su anonimato entre la gente común y también era más fácil participar en conspiraciones o ir a citas románticas secretas. La tradición continuó, pero luego volvieron a ser utilizadas solo en los famosos carnavales venecianos.

Las máscaras se han utilizado desde tiempos remotos en todas las culturas y por algún motivo, básicamente para ocultar su propio rostro, sentirse seres fantásticos o transmitir el poder que se necesitaba en rituales o fiestas de diferente índole. Se tiene la referencia de que las máscaras más antiguas corresponden a la era de los egipcios, romanos e incas, los cuales podían representar a caras de animales, personas o seres que solo existían en su imaginación, y que se utilizaba como objeto ceremonial en danzas y rituales. Los etnólogos que estudian a los seres humanos por sus manifestaciones culturales y sistemas de creencias, piensan que las máscaras se originaron cuando nació la autoconciencia del ser.

“Cuando se aprende a vivir sin máscaras, se aprende a vivir con uno mismo”

A modo de reflexión se podría decir que la máscara puede tomarse, como una analogía con la apariencia que las personas muestran según los grupos con los que se relacionan, considerándose una cualidad si el fin es la adaptación, y sin la intención de perjudicar a nadie. ¿Qué piensa el lector?

Dentro de la mitología de Japón existe un dios de la fertilidad y la agricultura,  llamado Inari, su apariencia varía según la ocasión, nunca muestra su verdadera cara, y por ser amigo de los zorros guardianes de los bosques, también toma la forma de zorro, por eso se le representa con la máscara del zorro, que justamente es la máscara que los invito a armar en el arte del origami, que es una actividad que practicándola constantemente, ayuda a fortalecer las capacidades mentales, tanto en niños como en adultos. ¡Manos a la obra!

 

Materiales:

  • Un papel del color blanco o de su agrado de 15 cm por cada lado.
  • Colores para decorar.

Esta máscara se podría realizar en tamaño grade para poder utilizarla en algún evento.

 

https://www.mizunomaria.com

 

María Mizuno

Coach AICM Nº 12154

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