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Un obstáculo que podemos encontrar a la hora de trabajar como coaches es la resistencia al cambio por parte del propio cliente que se encuentra en la dualidad entre la necesidad de un cambio en su vida y la propia, muchas veces inconsciente, testarudez ante ese mismo cambio.

Para evolucionar, la mente del coachee debe ser realista, humilde y aprender a discriminar cuándo se debe actuar y cuándo no.

La mente humana es propensa al autoengaño y se prohíbe a sí misma dar pasos y atreverse, mediante un “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Hablamos de sesgos cognitivos y de economía mental.

Los sesgos cognitivos son de memoria y perceptivos. Entre los primeros, podemos observar como si, por ejemplo, el cliente se encuentra triste, recuperará más información depresiva y si se encuentra ansioso, más eventos trágicos. Entre los segundos, se encontrarán las profecías autocumplidas o los pensamientos inconclusos.

También es importante resaltar como hay conductas que han sido socialmente admitidas e incluso valoradas durante siglos por la “cultura del sacrificio”. Un claro ejemplo sería el de la mujer que ha sido educada para únicamente permanecer en su casa atendiendo a su marido e hijos.

Debemos, pues, ayudar a esclarecer qué subyace a esa resistencia que a veces puede dejar al coachee estancado en una parte de su evolución personal o laboral.

 

Fátima Fernández Márquez

Coach AICM Nº12803

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