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“El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino, aquel que conquista ese miedo”      

   (Nelson Mandela)

La traducción del inglés al español de la palabra Halloween es “Noche de Todos los Santos”, dedicada para recordar a los difuntos.  Se cree que esta celebración nació en Irlanda y Escocia. Esta práctica llegó a EE.UU. en el siglo XVIII, difundiéndose desde allí por toda América, y más tarde por todo el mundo como una fiesta de disfraces, utilizando atuendos que transmiten miedo como de fantasmas y de brujas, y para la decoración calabazas representando caras y otros objetos que crean un ambiente de terror.

En estas fiestas se relacionan las sensaciones de miedo y alegría, sensaciones incongruentes entre sí, pero resulta divertido para todas las edades, y los niños disfrazados tocan a las puertas de las casas para recoger dulces sin saber su significado original, que no era otro, que lo que hacían en la antigüedad los mendigos, que tocaban a las puertas de las casas pidiendo “galletas del alma”, a cambio de rezar por los difuntos. En Francia esta festividad se celebraba con una danza macabra, con la intención de recordar a la gente que lo terrenal tiene fin. Aunque hubo una época en que se trató de eliminar estas celebraciones, no se pudo, y se expandió con un sentido de diversión como es en la actualidad.

Hay personas que les es difícil entender esta incongruencia de sentimientos, como es sentir felicidad mientras se vive el sentimiento de miedo, lo cual se ve entre los deportistas de alto riesgo, y muy de cerca en las ciudades al festejar el Halloween. Pienso que este tipo de fiesta acerca el niño a la experiencia del miedo, sin que peligre su seguridad. Viéndolo desde esta perspectiva el niño aprende que no todo lo que causa miedo es peligroso, pero justo ahí está el trabajo de las personas responsables del niño, de hacerles entender de una manera adecuada a la edad, que solo se trata de pasar unos momentos alegres con sus amiguitos exhibiendo vestimentas singulares y como todos los niños no reaccionan de la misma manera, es aconsejable no forzarlos a vivir esa experiencia si no lo desean.

“Si el miedo ocupa tu cabeza, no hay espacio para tus sueños”

En el caso de las personas mayores, los estudios informan que la experiencia de disfrazarse en las fiestas de Halloween, es una forma salir de la rutina, asombrándose por la variedad de disfraces, y que el dar risa en lugar de miedo, favorece la liberación del estrés.

En esta oportunidad haremos con el arte del origami un bonito fantasma abrazando una calabaza, que podrán utilizarla en la decoración de la fiesta de Halloween que ya se acerca. Practicar el origami nos ayuda a desarrollar diferentes funciones del cerebro, y lo bueno es que este arte, es útil para todas las edades. ¡Manos a la obra!

Materiales:

  • Una lámina cuadrada de color naranja, de 15 cm x 15 cm
  • 1 rotulador negro para dibujar las líneas de la calabaza y las facciones de las caritas.

Indicaciones

  • Si no tuvieran papel del color naranja, pueden pegar con goma un pequeño triángulo de ese color en la esquina que será la calabaza.

https://www.mizunomaria.com

 

María Mizuno

Coach AICM Nº 12154

Más información de la autora aquí